domingo, 26 de marzo de 2017

El ego del escritor



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El ego del escritor es una de las mayores debilidades que afectan a un escritor en su trabajo. Es un arma de doble filo con que el más de una vez se corta.
El ego del escritor puede llevarle a creerse más que los demás, a sentirse superior, a creerse especial. Tal vez se deba en parte a que el escritor aborda una empresa multidisciplinar, compartiendo destrezas con psicólogos, con burst-your-ego-bubble-600x320sociólogos y con otras muchas profesiones que le serán, no ya útiles, sino hasta imprescindibles en el desarrollo de sus proyectos. Puede que ahí radique la distorsión de la lente con la que ve su propio ego, en que siendo solo en una pequeña parte profesional de todas y cada una de esas disciplinas, el escritor ya se ve con el doctorado de cada una de ellas en la mano y aclamado por un público académico de primera línea.
El éxito de una obra inyecta tanto aire en el ego del escritor, que éste suele pasar a una nueva dimensión, y no hablo en el sentido estrictamente físico, sino en el sentido sicológico de, efectivamente, llegar a creerse alguien superior solo por haber parido una obra de masas que, por lo general, entienden mucho más de éxitos comerciales que de literatura. Siendo el primer entendimiento producto de la conjunción de una buena campaña de márketing y de una inmejorable penetración en un mercado muy permeable y estabulado, lo que le otorga al “lector” muy poca capacidad de discernimiento sobre lo que es literatura y lo que no, o de participación consciente en el encumbramiento de un autor y su ego.
Son centenares de escritores que por cuestiones de ego, son intolerables y hostiles hacia la sociedad y su propio caretasentorno; quedando muchos de ellos, no se sabe muy bien por qué, en aras de la misantropía. ¿Desde dónde se origina entonces tanta repulsión? Desde el propio ego. Desde la misma trinchera donde el escritor percibe el fondo y la forma de las cosas. No solamente es un ego inquieto, sino también nefasto para sí mismo; precisamente cuando el propio escritor va quedando eslavizado por sus pensamientos y conjeturas. Es como si se pusiera a sí mismo un estigma del que no puede desprenderse. Porque a veces el origen de un conflicto no es por una cuestión de conducta, sino de comportamiento. Y en ese sentido el ego es un arma de doble filo. Las razones por las que un escritor es tan aberrante, vanidoso, carente de escrúpulos, prepotente, chulesco, irreverente, ingrato, narcisista, envidioso, burlón e inaguantable, muchas veces se origina en su propio ego. En definitiva, la egolatría hace de muchos literatos enemigos de sí mismos. Al igual que, tu peor enemigo, tiene tu mismo nombre y apellidos. Y quizás no te hayas dado cuenta.(Publicado el 23 enero, 2017 por )


Los 10 escritores imprescindibles de la literatura rusa


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La literatura rusa, aunque para muchos represente una forma árida, lenta y dura de escritura, nos ha dejado a lo largo de la historia muchísimas perlas que todo buen lector de exquisito paladar debe conocer. Los grandes iconos del Siglo de Oro de la literatura rusa los encontraremos fundamentalmente a lo largo del siglo XIX, y la herencia de estos durante el XX, con la época conocida como la Edad de Plata, para finalmente entrar en decadencia en la época post sovietíca.
Estos son los diez escritores rusos que no debes dejar de leer:
Aleksandr Pushkin, poeta de genio universal que revolucionó la lengua rusa rompiendo con la tradición del XVIII. Fuente de la que bebieron todos los literatos rusos desde entonces, su principal obra es Eugenio Onegin.
Gogol escribiría la considerada por muchos como la primra novela rusa moderna, Almas muertas, su obra más conocida. Sin embargo, particularmente recomiendo de entre sus obras Taras Bulba.
Dostoyevski es considerado como uno de los mejores y más influyentes escritores de la historia, al lado de Homero, Dante, Shakespeare o Cervantes. Sin duda Crimen y castigo es un imprescindible de la literatura universal, aunque también son notables El idiotaNoches blancas o Niétochka Nezvánova.
León Tolstói, actualmente conocido como Lev Tolstói, es otro de los grandes literatos rusos. Es uno de los mayores representantes del realismo ruso, e intentó reflejar fielmente la sociedad en la que vivía a través de sus libros. Sus más famosas obras son Guerra y Paz y Anna Karénina.
Antón Chéjov, médico, escritor y dramaturgo ruso, se encuadra en la corriente naturalista, y fue maestro del relato corto. Diría en una ocasión “La medicina es mi esposa legal; la literatura, sólo mi amante”. Además de un gran número de relatos cortos, se considera su gran obra a cuatro de sus obras de teatro; La gaviotaTío VaniaLas tres hermanas y El jardín de los cerezos.
Gorki será un escritor muy identificado con el movimiento revolucionario soviético. Pilar de la revolución rusa desde sus orígenes, será unos de los escritores oficiales del régimen. La madre será sin duda su obra clave.
Pasternak, poeta y novelista ruso, fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1958. Pasternak es conocido sobre todo por su monumental novela trágica, aunque también destacó enormemente por su poesía. En contraposición con el anterior literato, Pasternak fue siempre muy crítico con el régimen, lo que le llevo a estar perseguido hasta el día de su muerte. Sin duda alguna, su obra maestra, y clásico de la literatura universal es Doctor Zhivago.
Vladímir Nabókov, a pesar de escribir originariamente en ruso, termino escribiendo directamente en ingles, e incluso nacionalizado estadounidense. Su obra más famosa, Lolita, fue escrita en ese idioma. Es conocido también por sus significativas contribuciones al estudio de los lepidópteros (estuvo a cargo de la colección de mariposas de la universidad de Harvard) y por su creación de problemas de ajedrez.
Shólojov, que además de literato fue político y miembro importante del Partido Comunista Soviético, ganó en 1965 el Premio Nobel de Literatura, y sus obras han sido traducidas a más de 30 idiomas. Destacan entre sus obras El Don apacible y Tierras roturadas.
Solzhenitsyn, otro Premio Nobel de Literatura ruso, en este caso en el 70. Fue condenado a ocho años de trabajos forzados y a destierro perpetuo por opiniones antiestalinistas que había escrito a un amigo. Lo encerraron en la Lubyanka y los primeros años de su cautiverio los pasó en varios campos de trabajo, experiencia que marcaría de un modo definitivo su obra maestra, Archipiélago Gulag.(Publicado el 23 marzo, 2017 por )

El misterio de los clásicos imperecederos – ´¡Honor a las buenas lecturas!

A lo largo del tiempo una de las cosas que se mantiene son las buenas lecturas. Esas obras escritas hace cientos de años y que todavía al día de hoy llenan las bibliotecas y cautivan a miles de lectores de todas las edades.
Pero ¿qué es lo que tienen las obras clásicas que las hace permanecer indelebles al paso del tiempo? ¿Por qué ciertas historias continúan siendo leídas con la misma intensidad hoy en día que hace siglos? Pueden existir muchas respuestas para estas preguntas y en este breve artículo intentaré explayarme sobren algunas de ellas.
Fundamentos de una obra clásica
Para que una obra sea clásica debe reunir ciertas características, como trascender en el tiempo, llevar un mensaje que pueda afectar a diferentes culturas de las que provenga y contener una historia fundamental que pueda servir para plasmar la esencia de una sociedad entera, de un grupo selecto o de alguien que vive inmerso en una vida social característica.
Entre las lecturas clásicas que más destacan se encuentran los escritores de la antigüedad, cuyos nombres fundamentales son Dostoyevski, Tolstói, Proust y Flaubert, entre otros. ¿Por qué aún al día de hoy estos escritores son leídos? Principalmente porque supieron escribir acerca de su tiempo, de los conflictos sociales del siglo en que habitaron y plasmar en una historia las contradicciones yacentes en su entorno social. De todas formas no es esta la única razón por la cual al día de hoy continuamos leyéndolos, además lo hacemos porque sus pensamientos pueden ser tan válidos en nuestro tiempo como lo fueron en el suyo y porque sus obras iluminan nuestra realidad social y política, muchos siglos después de haber sido escritas.
En este punto desearía detenerme y decir que considero que es ahí donde reside el verdadero secreto de las obras clásicas, de su permanencia a lo largo del tiempo, en la capacidad de permanecer inherentes al paso del tiempo, de ser siempre actuales, aunque su estilo literario ya se encuentre en desuso y ciertas cuestiones ya hayan caducado.
¿Qué tienen en común Don Quijote, Robin Hood y Tom Sayer?
Don Quijote, ese personaje loco, descarriado y tan entrañable continúa estando en nuestras librerías, poblando nuestras bibliotecas gracias a su esencia. Porque con él Cervantes consiguió pintar el alma de los artistas, bohemios, soñadores y capaces de darlo todo por un sueño.
En este personaje muchos podemos sentirnos identificados, hemos sido capaces de acercarnos a La Mancha y deseado conocerla y pisarla, así como también nos hemos sabido acercar a lo profundo de las cosas, intentando encontrar el sentido de lo verdadero, que lejos está de lo que el mundo propone. Don Quijote permanece porque su locura es el ingrediente que lo vuelve clásico y que permite que continúe vivo varios siglos después.
Robin Hood es otro personaje antiguo que continúa siendo relevante hoy en día. Su pasión por la justicia considero que es el elemento que lo ha vuelto famoso y que le permite continuar en su mejor auge. Un hombre capaz de dejarlo todo en pos de la lucha por la igualdad, por el reinado del bien sobre el mal y la corrupción de los políticos. Sin lugar a dudas, gracias a esa característica, de luchador desinteresado por el bien común, continuamos hablando de él, y leyendo acerca de sus historias.
Continuando con la lista podemos nombrar a Tom Sawyer, un chico huérfano que vive un sin fin de aventuras, que lo llevan a meterse en líos gordos, pero pese a ello logra salir siempre ileso… Aquí me detengo, porque ¿qué es lo que hace especial a este personaje? ¿Qué tenía este niñito de Mark Twain que le ayudó a convertirse en un clásico de la mayoría de los idiomas? La inocencia escondida detrás de la maldad y la travesía, y esa capacidad de “querer comerse el mundo y no parar hasta conseguirlo”. Todo esto lo vuelven único, entrañable y hace que todos queramos leerlo. Además, en esta obra, Twain logra caracterizar muy bien la sociedad burguesa enfrentada con la clase baja de ese entonces y este libro sirve mucho para entender la estructura social de esa región de Estados Unidos.
Estas son sólo tres de las infinitas obras consideradas clásicas, tan sólo las he querido nombrar para describir los tres elementos fundamentales que deben contener las obras clásicas para permanecer, para convertirse en obras maestras: una cuota de demencia o irracionalidad, una fuerte convicción y empeño por conseguir un cambio social, e inocencia para llegar a cautivar al lector.
Los clásicos y las ideas renovadas
Por otro lado, cabe mencionar que la mayoría de las historias clásicas, que son consideradas obras magnas, no hablan de patriotismo y de otros ismos; al revés, intentan mostrar una visión más amplia del mundo y de la vida, llegar a plantear ideas sumamente renovadoras para cualquier tiempo, donde la libertad, el bien común y la tolerancia son las principales protagonistas. Es aquí donde me atrevo a afirmar que ninguna obra clásica pudo ser considerada una buena obra en su época, puesto que los seres humanos no sabemos apreciar lo verdadero en su justo momento, sino cuando ya ha ocurrido.
Es interesante quedarnos con este aspecto de las obras que han trascendido a los tiempos, para descubrir definitivamente que los grandes pensadores, los escritores apasionados y los artistas que han hecho historia son aquellos que han sabido aportar una idea renovada de la existencia; controversial en la mayoría de los casos, aunque ahora podamos entenderlas como “obvias”, y sobre todo que se han jugado por sus ideales pese a tener que ser tildados de locos. Tal es el caso de Tolstói, que renunció a todos sus bienes para ofrecérselos a los campesinos que habían trabajado en la finca de su padre desde que él era niño, que murió en una estación de tren y que su propia familia declaró de demente tan sólo por eso, por creer en algo diferente y por luchar por esas ideas. Cabe aclarar que fue Lev Tolstói uno de los primeros veganos que vio la historia./Téxil Gardey/LIVDUCA